Desaprender
- La desinhibida

- 6 mar 2022
- 2 Min. de lectura
A lo largo de nuestra vida pasamos procesos de construcción y desconstrucción, vivimos en un constante ensayo y error y casi siempre la motivación es la perfección, pero es ahí donde pongo pausa en el trailer de mi vida (sí, siento que mi vida es una película) y me pregunto ¿Por qué quiero la perfección? Hoy, luego de más de un año sin publicar, he decidido regresar. Una pandemia de por medio, mudanzas, viajes, perdidas, nuevos amigos, distancias, tristezas y alegrías, me han ayudado a ver que cuando me sentí perdida y sin saber que hacer, realmente estaba en uno de los mejores procesos internos, estaba cambiando de piel, dejando de alguna manera todo lo que era para ser una nueva persona, no diré que mejor (aunque eso intento), pero si alguien con quien me siento plena y a gusto. He dejado de reclamarme tanto por todo y de tratar de complacer a los demás (aún sigo en ello). En resumen estoy desaprendiendo para poder reaprender.
Hoy me veo con mucho amor y también compasión. Estoy reaprendiendo a sentir sin reclamar, porque la irá, tristeza y frustración también hacen parte de la vida, no puedo invalidar cierto tipo de sentimientos, porque evidentemente soy humana y eso también hace parte de crecer como persona, pero muchas veces la familia y la sociedad nos condicionan y nos hacen sentir culpables por sentirnos tristes, de mal genio, frustradas, con odio (sí, el odio también hace parte de nuestras vidas), no es de los mejores sentimientos, pero ahí está. En muchas religiones predican el perdón, pero solemos no ponerlo en práctica con el ser más importante de nuestras vidas, NOSOTR*S mism*s.
Cada día sigo desaprendiendo para aprender nuevas maneras de ver la vida, porque debo decirles que la vida tiene muchas maneras de verse y de vivirse, que tan ligero o duro sea el camino depende solo de nostr*s. Si hablamos de felicidad, hablemos y entendámosla no como este estado permanente que nos venden en redes, películas y publicidad, la felicidad no es un estado permanente y tampoco debería serlo, ser feliz (para mi) es la suma de muchos momentos, personas, historias, canciones, caminos y plenitud.
En este proceso, me he cruzado con muchas personas que me dicen “como has cambiado”. Un año atrás, posiblemente me hubiese molestado o incomodado, ahora, siento que podría ser un halago, porque sí, claro que he cambiado y el cambio no es malo, todos los días cambiamos, lo que nos gustaba hace un tiempo posiblemente ya no nos gusta, lo que antes tolerábamos y ahora no, tampoco está mal. Consejo de un conejo, NO está mal, no dejemos que nos hagan sentir mal o culpables porque tal vez ahora nos gustan nuevas cosas, nos dejaron de gustar otras. El cambio es algo necesario y natural en la evolución. Desaprendan todos los días y reaprendan tanto como puedan, ese puede ser el camino al disfrute, a la empatía, al entender.
No quiero aburrirles con más lectura, solo quería contarles un poco de lo que ha sido mi vida en este tiempo. Puedo decirles que tengo todo perfectamente descontrolado, pero me encanta, cada vez me siento más libre, amo más, vivo el minuto a minuto, fluyo y soy yo.
Les pienso y prometo escribirles muy pronto querid*s desinhibidas.
Ilustración de @IsaMuguruza





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